El estudio, presentado hoy en Madrid, revela la posibilidad de que el fenómeno ralentice las conexiones de banda ancha en algunas de las columnas vertebrales que unen los continentes, lo que haría caer la calidad del servicio. Actualmente, más de un tercio del tráfico de Internet lo ocupan aplicaciones de video y audio, que exigen un enorme ancho de banda, como sucede con el popular YouTube, y una calidad muy alta, en el caso de los servicios de telefonía IP. En suma, la creciente variedad de dispositivos de acceso y el cada vez mayor número de usuarios acentúan la necesidad de una mejora en la llamada "Red de redes". Sin embargo, no existen compromisos ni acuerdos entre las empresas de telecomunicaciones y los proveedores de servicios para desplegar una nueva infraestructura. Según afirmó esta mañana en una rueda de prensa Jon Lindén, vicepresidente de ventas OEM de Procera Networks, "uno de los grandes retos es resolver el problema de la tecnología anárquica". Desde empresas como la suya se apuesta por la aplicación de inteligencia en la red para conseguir un uso eficiente en el ancho de banda, priorizando el tráfico en función de su contenido y del perfil del usuario. Lindén cree que Internet podría cambiar tal y como lo conocemos entre 2008 y 2009.
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