Cada 22 de noviembre se celebra en todo el mundo la fiesta de Santa Cecilia, Patrona de la Música, en conmemoración del día de su nacimiento. Santa Cecilia murió mártir en el año 230, condenada por el alcalde de Roma, Almaquio, quien intentó sin éxito persuadirla de renegar de su fe.
Cecilia predicaba públicamente a Cristo e intentaba vivir siempre de acuerdo con sus enseñanzas, incluso en una época de fuerte persecución a los católicos. Poniendo en riesgo su vida, la santa visitaba a los cristianos en la cárcel, enterraba a los muertos y profesaba su fe (todo lo cual estaba prohibido), con un convencimiento tal que llevó a su marido Valeriano, y al hermano de éste (Tiburcio) a hacer lo mismo. Pero los dos hombres fueron arrestados y llevados ante el alcalde Almaquio, quien intentó en vano hacerlos decir que adoraban a Júpiter. Ellos le respondieron que únicamente adoraban al verdadero Dios, y animaron a los demás cristianos a sufrir con gusto todos los horrores, antes que ser infieles a su religión. Entonces fueron ferozmente azotados y martirizados.
Cecilia sepultó los cadáveres de los dos santos, por lo que fue arrestada. Se le exigió que renunciara a la religión de Cristo, pero ella declaró que prefería la muerte antes que renegar de la verdadera religión. Entonces, Almaquio la condenó a morir sofocada en el baño de su casa; pero por más que los guardias pusieron en el horno una enorme cantidad de leña, Cecilia pasó en el baño un día y una noche sin recibir ningún daño, y dice la historia que en vez de asfixiarse ella cantaba gozosa. Finalmente, fue decapitada.
Durante más de mil años Santa Cecilia fue una de las mártires más veneradas por los cristianos, y en el año 1594 fue nombrada Patrona de la Música por el Papa Gregorio XIII, adoptándose universalmente el día de su nacimiento como el Día de la Música. Ya al fin de la Edad Media había empezado a representarse a la santa tocando el órgano, el arpa o cantando, y a través de los siglos su figura ha permanecido venerada por la humanidad con ese padrinazgo, cuyo origen es a decir verdad algo confuso y no se sabe con certeza de qué causas proviene.
Pero más allá de las causas por las que ha sido declarada Patrona de la Música (seguramente relacionadas con la tradición), son innegables la bondad y pureza de Santa Cecilia, y sus deseos de agradar a Dios. Por eso, se haya valido o no de la música, nos podemos permitir figurarnos en ella que la música es el instrumento del alma.
Cecilia predicaba públicamente a Cristo e intentaba vivir siempre de acuerdo con sus enseñanzas, incluso en una época de fuerte persecución a los católicos. Poniendo en riesgo su vida, la santa visitaba a los cristianos en la cárcel, enterraba a los muertos y profesaba su fe (todo lo cual estaba prohibido), con un convencimiento tal que llevó a su marido Valeriano, y al hermano de éste (Tiburcio) a hacer lo mismo. Pero los dos hombres fueron arrestados y llevados ante el alcalde Almaquio, quien intentó en vano hacerlos decir que adoraban a Júpiter. Ellos le respondieron que únicamente adoraban al verdadero Dios, y animaron a los demás cristianos a sufrir con gusto todos los horrores, antes que ser infieles a su religión. Entonces fueron ferozmente azotados y martirizados.
Cecilia sepultó los cadáveres de los dos santos, por lo que fue arrestada. Se le exigió que renunciara a la religión de Cristo, pero ella declaró que prefería la muerte antes que renegar de la verdadera religión. Entonces, Almaquio la condenó a morir sofocada en el baño de su casa; pero por más que los guardias pusieron en el horno una enorme cantidad de leña, Cecilia pasó en el baño un día y una noche sin recibir ningún daño, y dice la historia que en vez de asfixiarse ella cantaba gozosa. Finalmente, fue decapitada.
Durante más de mil años Santa Cecilia fue una de las mártires más veneradas por los cristianos, y en el año 1594 fue nombrada Patrona de la Música por el Papa Gregorio XIII, adoptándose universalmente el día de su nacimiento como el Día de la Música. Ya al fin de la Edad Media había empezado a representarse a la santa tocando el órgano, el arpa o cantando, y a través de los siglos su figura ha permanecido venerada por la humanidad con ese padrinazgo, cuyo origen es a decir verdad algo confuso y no se sabe con certeza de qué causas proviene.
Pero más allá de las causas por las que ha sido declarada Patrona de la Música (seguramente relacionadas con la tradición), son innegables la bondad y pureza de Santa Cecilia, y sus deseos de agradar a Dios. Por eso, se haya valido o no de la música, nos podemos permitir figurarnos en ella que la música es el instrumento del alma.
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