Las personas que duermen demasiado o muy poco vivirían menos que los que descansan las ocho horas recomendadas, sugirió una nueva investigación.
En un estudio durante 22 años y sobre más de 21.000 adultos, investigadores en Finlandia hallaron que los participantes que habitualmente dormían menos de siete horas o más de ocho eran más propensos a morir durante el estudio.
Los resultados, publicados en la revista Sleep, se suman a la evidencia que relaciona los hábitos de sueño con la salud general. Aunque se desconoce por qué los "dormilones" y los "desvelados" tienen alto riesgo de morir, las causas serían varias, dijo el autor principal del estudio a Reuters Health.
La duración del sueño
"Hay varios subgrupos en esos dos grupos, con motivos distintos en cada uno", señaló el doctor Christer Hublin, del Instituto de Salud Ocupacional de Finlandia. Por ejemplo, explicó Hublin, los desvelados son personas que naturalmente duermen pocas horas, como las personas con insomnio u otros problemas que les impiden dormir.
En tanto, las personas que tienden a dormir muchas horas también tendrían problemas de salud o simplemente necesitarían una mayor cantidad de descanso. "Creo que la duración del sueño, en sí, no es motivo del aumento del riesgo de muerte", señaló Hublin.
Los resultados surgen de un estudio a largo plazo sobre 21.268 mellizos, a los que se les preguntaron los hábitos de sueño, incluida la duración y la calidad del descanso nocturno.
El equipo halló que, en promedio, los hombres que dormían menos de siete horas por noche eran un 26 por ciento más propensos a morir durante el estudio que los que descansaban siete a ocho horas. La cifra, entre las mujeres, alcanzó el 21 por ciento.
Del mismo modo, los hombres y las mujeres que dormían más de ocho horas eran un 24 y un 17 por ciento, respectivamente, más propensos a morir. Los autores consideraron varios factores que podrían explicar esta relación. Por ejemplo, la depresión puede aumentar el sueño, aunque una encuesta sobre "satisfacción con la vida" entre los participantes no respaldó esa explicación.
Tampoco es probable que enfermedades graves no percibidas al inicio del estudio expliquen la asociación entre sueño y mortalidad, indicó el equipo. El estudio duró dos décadas y los autores excluyeron los decesos en los primeros tres años.
Mientras que no se pueden explicar estos resultados, estudios previos relacionaron los hábitos de sueño con las enfermedades graves, como la diabetes y la enfermedad cardíaca, destacaron los autores. "Optimizar el descanso" ayudaría a controlar esos trastornos, escribieron los investigadores.
Y el descanso óptimo es, según Hublin, dormir regularmente la cantidad de horas necesarias, lo que varía según cada persona. Si se duerme toda la noche sin somnolencia diurna excesiva, agregó, "entonces, el descanso es bastante óptimo"
Fuente: TERRA.ES
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