Inés Temple
Presidenta DBM Perú y DBM Chile
La mayoría de profesionales asocia preparar su curriculum vitae (CV), o tenerlo listo con una situación de riesgo. Es decir, cuando enfrenta la posibilidad de perder su trabajo o la necesidad de búsqueda de una nueva posición.
Para muchos es casi un orgullo decir “nunca he tenido que hacer uno” para demostrar que nunca han requerido buscar trabajo. Para otros, hacer un CV es una mala profecía sobre su seguridad laboral. Es más, muchos lo archivan por años sin pensar en que ésta es una herramienta para seguir su desarrollo profesional.
Y es que el CV es la herramienta ideal para monitorear nuestra carrera y registrar sus avances, nuestro crecimiento, desarrollo laboral y académico y, fundamentalmente, los logros que vamos sumando. Es decir, el valor que vamos agregando a nuestras “empresas-clientes” y a nuestras carreras.
Mucha gente no es lúcida frente al valor que agrega o el que se espera que agregue a su labor profesional, y luego, cuando por ejemplo, pide o espera una promoción, no tiene cómo justificar el valor que ha generado pues no lo ha registrado, analizado y valorizado.
Las empresas nos pagan por aportar: por desarrollar, ahorrar, dirigir, innovar, crear e implementar. Por eso debemos generar resultados día a día. Los expertos de DBM aconsejan registrar semanalmente los aportes. Claro, hay días que sentimos que no hemos contribuido, pero si pasan una o dos semanas sin aportes concretos –por pequeños que sean- a la misión, resultados o satisfacción del equipo, quizás estemos
“vendiendo” un servicio que no brindamos apropiadamente... ¿no equivale eso a “estafar” a alguien?
Ejecutivos y empleados en outplacement y coaching con nosotros aprenden a tener siempre un CV “vivo” con sus avances y aportes al día. Esto es, medir sus resultados y establecer una relación directa entre su gestión y el impacto que ésta tiene en la organización. Cuando estas personas buscan trabajo o promociones, no solo tienen la gran ventaja de no tener que ‘bucear” por información de hace años, sino que han adquirido una visión empresarial de su carrera. Eso los hace mucho más empleables que quienes no han trabajado orientados a logros y resultados. Saben que la “experiencia” debe ser sustentada con resultados cuantificables o por los menos medibles.
Un CV debe entonces registrar no solo nuestras posiciones y responsabilidades, sino nuestros logros: las acciones tomadas frente a los retos u oportunidades, y sus consecuencias. Los logros deben además estar cuantificados numéricamente. Es crítico mostrar claramente qué servicio ofrecemos, cuál es nuestra ventaja competitiva y cómo contribuimos a lograr las metas y resultados.
Perdamos el “miedo” a tener un CV siempre vigente, ¡no trae “mala suerte” hacerlo!. Monitoreemos nuestra carrera para saber si estamos creciendo como deseamos o como nuestra empresa/cliente espera que lo hagamos, si estamos desarrollando nuevas destrezas profesionales y si estamos desarrollando habilidades competitivas y de liderazgo.
Debemos ser los primeros en saber si estamos creciendo o nos hemos estancando. Registrando y analizando nuestro avance sabremos si estamos avanzando y desarrollando nuestro perfil y, por lo tanto, qué tan empleables somos. El mercado no espera.
Agradecimiento : Ing. Jaime Marcas
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